Imagen: Corbis |
El crecimiento del “depósito” de agua dulce se debe al derretimiento de los hielos y a la afluencia de ríos.
Este crecimiento también podría estar vinculado a la circulación de fuertes vientos que causa una potente corriente oceánica que gira en el sentido de las agujas del reloj y se conoce como el “Giro de Beaufort”.
Los expertos suponen que el calentamiento global impacta considerablemente en la circulación del agua en el océano y puede alterar el clima en Europa y en el este de EEUU y Canadá.
Según su opinión, si en la zona polar sigue produciéndose el cambio de los vientos bajo la influencia del calentamiento global, el “depósito” del agua dulce puede trasladarse a la parte septentrional del océano Atlántico y cambiar las corrientes oceánicas de la zona.
Ahora, la corriente templada Golfstream podría alterar su curso y alejarse del viejo continente, y como resultado los inviernos de los países de la costa occidental de Europa, mucho menos fríos que los de Rusia y Canadá, pasarían a la historia.
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