miércoles, 25 de abril de 2012

El Parque Tunari, 50 años después

El PNT pone a los cochabambinos de hoy ante un doble deber: preservar la obra de quienes nos precedieron y cuidarla para las generaciones que vendrán

Laguna Warawara (al norte de la ciudad)
Los tiempos.- Hace 50 años, el 30 de marzo de 1962, el gobierno encabezado por Víctor Paz Estenssoro promulgó el Decreto Supremo 6045 mediante el que se dispuso la creación del Parque Nacional Tunari (PNT). Fue el resultado de un largo proceso durante el que los habitantes de nuestra ciudad, las autoridades municipales y departamentales, diputados, senadores, la Universidad Mayor de San Simón, con todas las principales instituciones cochabambinas, y después de haber recibido el asesoramiento de los más destacados profesionales de la época, decidieron unir sus fuerzas para solucionar seria y definitivamente uno de los principales problemas que por entonces sufría nuestra ciudad.

 El problema que se quiso resolver con la creación del PNT consistía en que con mucha frecuencia, durante la época de lluvias, nuestra ciudad y toda el área rural ubicada a los pies de la cordillera sufría graves daños por efecto de inundaciones y erosión de los suelos de cultivo. Sin embargo, aunque la idea ya estaba madurando desde mucho antes, hizo falta que en 1958 se produjera una verdadera calamidad. Las fuertes lluvias del año y la falta de masa vegetal que detenga su caída en las faldas de la cordillera, ocasionaron la formación de un gran cono de deyección en la quebrada Ch’akimayu.

Fue a raíz de esa tragedia que las fuerzas cívicas, empresariales, profesionales y políticas decidieron unirse alrededor de un proyecto presentado por los ciudadanos Eduardo Tardío, Benno Marcus y Jorge Alejandro Ovando Sanz hasta lograr la promulgación del D.S. de su creación.

Hoy, 50 años después, una coalición de voluntades e intereses tan o más fuerte que la que hizo posible la creación del PNT da a diario muestras de su firme decisión de lograr el objetivo diametralmente opuesto. Hay quienes con el mismo tesón con que hace cinco décadas se luchó por la construcción del PNT hoy luchan por su destrucción. Y lo hacen con tanta perseverancia, que, día tras día, año tras año, se acercan más a su objetivo ante la indiferencia de una ciudadanía que, a diferencia de sus predecesores, no parece consciente de la importancia de preservar su medio ambiente y hacerlo con la mirada puesta en las próximas décadas y generaciones.

Felizmente, y a pesar de todo, si alguna consecuencia positiva se puede encontrar en la ola de ataques contra el PNT que ha arreciado durante los últimos meses, es que ha servido para llamar la atención del pueblo cochabambino —de la ciudad capital y de todos los municipios involucrados en su área de influencia— sobre la urgente necesidad de recuperar, antes de que sea demasiado tarde, el espíritu que animó a nuestros antepasados.

Ahora que estamos a tiempo, y sin esperar que se produzca una tragedia que nos haga reaccionar, lo que corresponde es que convirtamos la conmemoración de los 50 años del Parque Nacional Tunari en una oportunidad para recuperar la consciencia sobre lo importante que es para nuestro bienestar presente y futuro y, sobre todo, para recuperar la voluntad y decisión de actuar. Sólo de ese modo las generaciones del presente estaremos a la altura de las que nos precedieron y mereceremos el reconocimiento de las que vendrán.

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